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Covid-19: Memoria

 30 de Octubre 2020

 

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Han pasado 7 meses desde que la llegada de la pandemia del Covid-19 y las medidas de confinamiento derivadas del estado de alarma decretado por el Gobierno Español, nos obligaron a cerrar temporalmente el centro.

Y con ello, la imposibilidad inicial de que las personas asistieran de forma habitual y recibieran de forma ordinaria el servicio de atención diurna.

 

El Confinamiento y Cierre del Centro:

Lo primero que nos encontramos fue una situación de incertidumbre, de confusión, de miedo… porque en nuestro centro había personas contagiadas. Nos marchamos un martes 10 de marzo, a las 5 de la tarde, de Lamastelle sin saber si volveríamos al día siguiente…. Y no volvimos hasta pasados 4 meses.

Y nos marchamos con la angustia de que algunas personas empezaron a enfermar esa misma tarde, y en los días posteriores… Y viendo con impotencia que los servicios sanitarios no eran capaces de atender las necesidades de todos…

Pasamos por situaciones de pérdida, de duelo, ingresos hospitalarios… situaciones duras.

Por enfermedad de personas del centro, de familiares y de trabajadores, que duraron semanas.

 

Además de esta incertidumbre y preocupación por los enfermos, nos encontramos con que más de 200 personas y sus familias se habían visto privadas, de la noche a la mañana, de forma brusca y repentina, del apoyo del centro o del contacto presencial habitual. 

Se vieron privados de los apoyos que, en su día a día, se prestaban desde Lamastelle. Hay que tener en cuenta que los apoyos que se ofrecen allí a las personas, no sólo incluyen aspectos ocupacionales y de bienestar personal, emocional, material, de relaciones interpersonales…. para algunas familias y / o personas, el equipo profesional del centro es el recurso de referencia que tienen ante ciertos problemas.

No podían seguir sus rutinas, relacionarse con sus amigos… en Lamastelle están muchas de sus personas de referencia, con las que comparten inquietudes, miedos, alegrías, …

Y supuso una situación difícil de comprender para las personas.

 

Y desde el primer momento, pusimos en marcha acciones para apoyar a las personas.

Al principio, intervenciones desde la urgencia: acciones de información, de seguimiento de los enfermos, de asesoramiento a las familias…

Lo primero que hicimos fue saludar y ponernos a disposición de las personas y familias.

Desde el primer día, cada profesional comenzó a tener contacto telefónico con las personas a las que apoyaba y sus familias, para hacerles saber que estábamos ahí, que contaban con nosotros… Y las familias tenían mucha necesidad de hablar, de saber, de compartir.

Además, enviamos información diaria, vídeos, recomendaciones, documentos de interés…

 

Más tarde, empezamos a planificar: vimos que esto se iba a alargar.

Fuimos detectando las necesidades que nos transmitían por teléfono desde los domicilios y empezamos a diseñar apoyos a distancia.

Observamos que muchas personas tenían dificultades para seguir unas rutinas y unos hábitos saludables, para ocupar el tiempo de forma activa, empezaron a surgir algunos problemas de conducta…

Comenzamos a desarrollar tareas de intervención telemática para las personas, a veces ayudadas de sus familiares, o para las propias familias.

 

Nuestros objetivos con las personas eran:

. Ayudarles a entender la situación y el alcance de la misma.

. Ayudar a comprender la forma en que podemos contribuir para prevenir la extensión de la infección y contribuir al bien de todos.

. Reconocer sus emociones en la situación de confinamiento.

. Conectar con las personas para compartir sus emociones.

. Fortalecer su sentimiento de pertenencia a nuestro Centro, para sentirse parte de su colectivo habitual que comparte una problemática común.

. Transmitir a las personas confianza en el futuro, sentimiento de ser valorados y conexión al grupo social habitual.

. Transmitir calma a sus vidas en este momento tan extraño.

. Contribuir a mantener rutinas en su vida diaria.

. Establecer un plan de trabajo telemático para mantener unas actividad de ocupación terapéutica y de ajuste personal y social.

 

Los profesionales del centro establecieron una metodología de trabajo para dar soporte a las personas y sus familias mediante herramientas telemáticas. En algunos domicilios, sin ningún recurso tecnológico más que el teléfono fijo… Y en la mayoría con ayuda del wasap (cuánto nos ha ayudado el wasap!)….

Hay que agradecer la implicación con el trabajo telemático por parte del personal.

Muchos de ellos aprendieron a hacer videoconferencias, grupos de videollamadas,  a manejar documentos compartidos de excell, … todo en un tiempo record y sin ninguna formación previa.

Y dedicaron muchas horas por teléfono a hablar con las personas con discapacidad y con las familias, a escucharlos, a compartir …

Y a hablar con otros profesionales para solucionar en equipo los problemas que detectaban en cada domicilio…

Unas tareas que a veces, los profesionales realizaban desde su habitación, en confinamiento, algunos con Covid + y otros con síntomas pero con la incertidumbre de no tener un test de confirmación,

 sin horarios establecidos,

 con el estrés de tener cargas familiares,

 con dificultades para usar el ordenador de casa a la hora necesaria, porque sus hijos también lo necesitaban…

 

Los profesionales tuvieron que apoyar también en Residencias, readaptando sus horarios habituales y sus funciones.

La realidad de las personas de Residencias era otra…, muy diferente a la de los domicilios. Personas con discapacidad separadas de sus familias, y familias a distancia angustiadas por no poder estar con sus hijos.

Aquí los apoyos fueron presenciales, apoyos de todo tipo: en actividades básicas de la vida diaria y apoyos para mantener a las personas activas, entretenidas y conectadas con el entorno…

 

En las familias hemos encontrado siempre todo el apoyo y comprensión ante esta situación. Y todo su reconocimiento por la labor que realizamos.

Se han establecido relaciones muy estrechas entre familias y profesionales, vía telefónica.

Hemos de reconocer su implicación para apoyar a sus familiares en las actividades que proponemos y, cómo no, el “ponerse al día” en tecnologías para mantenerse en contacto con nosotros, ellos y sus familiares.

También hemos aprendido que cada familia tiene una realidad diferente, algunos demandan mucho contacto, pero otros prefieren contactos esporádicos. 

 

En las personas con discapacidad hemos descubierto su fortaleza, su capacidad de estar en confinamiento e incluso en aislamientos prolongados, … inimaginable en algunos casos.

Y, además de otras muchas cosas, nos han transmitido lo importante que es para ellos el entorno de Lamastelle: sus relaciones interpersonales, con los profesionales y con los compañeros.

 

 

Hemos pasado en este tiempo por diferentes fases en las expectativas de personas y familias:

 

1º La preocupación por la salud: la propia y la de los demás.

Si observaban síntomas en algún miembro de la familia, se mostraban preocupados, pedían apoyos para recibir atención sanitaria, materiales de protección, consejos…

Si no había síntomas se mostraban cada vez más tranquilos, pero siempre preocupados por el resto de personas de Lamastelle.

En esta fase, los que se encontraban bien de salud, manifestaban no necesitar nada… veían la situación como algo que se iba a resolver en un espacio de tiempo corto: “estamos bien”, “nos entretenemos mucho”, …

La mayoría de las personas no entendían que no podían ir a Lamastelle; querían volver ya, y a muchos les costaba entender que ese “pronto”  que les decíamos, no llegaba nunca.

 

2º Empieza el aburrimiento y se nota la falta de rutinas.

Se dan cuenta de que esta situación se prolonga y que no se puede mantener esta falta de actividad durante mucho tiempo. Echan de menos a sus compañeros y personal. Empiezan a aceptar y agradecer actividades que se ofertan por parte del personal del centro.

Solicitan material pedagógico, tecnológico, apoyo emocional, certificados psicológicos para realizar salidas terapéuticas, y en algunos casos, personas que les acompañen en esas salidas…

Y solicitan volver al Centro.

 

La desescalada:

Desde el mes de Junio se empieza a plantear la reapertura del Centro.

Hasta ese momento las actividades eran mayoritariamente telemáticas, aunque también pudimos hacer algunas presenciales: salidas terapéuticas individuales, salidas grupales, terapias individuales en el centro…

Fue una época marcada por la incertidumbre de los que nos permitían hacer y lo que no, con informaciones contradictorias. Planificábamos actividades que luego no nos autorizaban.

También fue una época de incertidumbre para los usuarios y las familias: querían participar en actividades, querían volver, pero muchos tenían miedo.

 

Desde el 23 de junio, fecha en que reabrimos por primera vez el centro para realizar terapias individuales, hemos abierto, cerrado, reactivado el centro, vuelto a cerrar…

Desde el 1 de Octubre, parece que hay cierta estabilidad: asistimos al centro todos los que queremos. Seguimos pendientes todos los días de la evolución de la pandemia y deseando que no nos vuelvan a “mandar para casa”.

 

Durante todo este tiempo nos hemos preparado para “estar juntos” de nuevo en Lamastelle. Nos hemos formado, hemos reestructurado las instalaciones, los grupos de usuarios, las rutas de transporte, el comedor, las actividades…

Nos hemos adaptado a nuevas normas y nuevas formas de hacer las cosas, que no tienen mucho que ver con lo que hacíamos antes.

 

Hemos tenido que aplazar nuestros proyectos. En todo este tiempo no hablamos de planificación centrada en las personas, ni de programas de buena vejez, ni de transformar el centro hacia la calidad de vida, o mejorar el mapa de procesos…. Estamos en tiempos de supervivencia, de hacer lo que nos permiten las autoridades políticas y sanitarias;

Nos conformamos con que nos dejen asistir al centro y vernos, a distancia y con prudencia, y realizar algunas actividades que nos hacen sentir bien: trabajos, ejercicio, terapias, … y disfrutar un poco.

Nos da mucha pena haber retrocedido de esta manera, después de trabajar muchos años por la autodeterminación de las personas, para que puedan elegir, decidir… Eso ahora es casi imposible…

Pero esta situación nos ha hecho ver la fortaleza y capacidad de adaptación que tenemos todos: si somos capaces de adaptarnos a estas nuevas normas en el centro y, aun así, venir felices, entonces es que podemos con todo.

 

Esperamos que esto sea sólo un paréntesis, que sea corto, y que podamos retomar pronto todos nuestros proyectos.

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